Perfil

Tengo 26 años y, desde hace 2 años, trabajo en la Universidad de La Laguna como Investigador Predoctoral. En 2014 me gradué en Ingeniería Electrónica Industrial y Automática, carrera que me enseñó el maravilloso mundo de la automatización y la Ingeniería de Control (esa gran desconocida que nos rodea en nuestro día a día). Como me va la marcha, decidí seguir en ampliando mis conocimientos y realicé el Máster de Ingeniería Industrial en la especialidad de Automática y Robótica. Luego, mi curiosidad hizo el resto y, sin saber muy bien cómo, acabé matriculándome en el Doctorado.

Fuera del mundo universitario, me considero una persona activa en la defensa de las cosas menos «justas». Algunos me llaman pesado, yo prefiero considerarme «reivindicativo». Creo que está en nuestra mano el poder cambiar el mundo, no sólo a través de la ciencia, sino también a través de nuestros actos en el día a día.

¡Ah! También me encanta disfrutar con mis amigos de mi tiempo libre (sí, tengo tiempo libre) y perderme por todos los lugares maravillosos que tiene mi isla.

¿Dejarías que un ordenador tomara las decisiones de un anestesista si te sometieras a una operación? Ese precisamente es mi trabajo, lograr implementar en un ordenador técnicas automáticas capaces de suministrar las dosis de fármaco necesarias por el paciente. Tenemos todos los elementos necesarios: los «ojos» del anestesista (los monitores del quirófano o «sensores»), sus manos (las bombas para suministrar el fármaco o «actuadores»), y nuestro propio cerebro (un ordenador o, como nos gusta llamarlo, un «controlador»).

He trabajado en técnicas para la automatización de la hipnosis y mi reto actual es la automatización de la analgesia. El objetivo final es aplicar inteligencia artificial para suministrar fármacos de manera automática y así poder controlar el dolor de los pacientes durante las intervenciones quirúrgicas.

En la investigación, sabes cómo empieza tu día, pero no como acaba. Quizá tengas una idea muy buena que pueda resolver todos tus problemas o, simplemente, te acabes yendo a tu casa con un sabor amargo por un mal resultado. La investigación es una montaña rusa, nadie te asegura que lo que estás haciendo vaya a tener buenos resultados o, incluso, que pueda llegar a realizarse. Sin embargo, esa sensación que tienes cuando ves que algo funciona, que sale bien, y que probablemente seas el primero en haber llegado hasta ahí…¡es única!

Mi día a día se compone de una parte importante de lectura (siempre hay que cotillear sobre qué hacen otros y, sobre todo, evitar caer en sus mismos errores), parte de desarrollo frente al ordenador y la parte de prueba de los resultados (y de nervios).

Me gustaría seguir acercando la ciencia a los jóvenes. Aún recuerdo mi etapa al terminar el Bachillerato, tenía un montón de dudas sobre mi futuro. En ese momento, ni se me pasaba por la cabeza acabar en el mundo de la investigación. Con el paso del tiempo ves que realmente no se conoce la labor de un investigador en la sociedad. Me gustaría poner mi granito de arena y acabar con eso. ¿Por qué no crear un programa que acerque la profesión científica a los colegios e institutos? Se podría plantear una “Caravana de la Ciencia” donde los investigadores más jóvenes se trasladen a los institutos de la isla para hablar de su experiencia, su día a día, resolver dudas y enseñar todas las ventajas que tiene en la sociedad los resultados de la investigación. Incluso creo que sería especialmente gratificante que los investigadores visitaran sus propios institutos, los centros que probablemente le sembraron la semilla de la curiosidad, como una muestra más de que la investigación se crea al lado de casa.